Existe en la evolución de la niñez un escenario donde la relación con el otro de los cuidados ajenos, la construcción de herramientas para enfrentar diferentes desafíos cognitivos y físicos, se ven atravesadas a la vez, por el desarrollo psicosexual, que va transitando el niño a través de diferentes etapas. Estas, encubren, también, diferentes conflictos a resolver.
En conjunto, funcionan como ejes centrales para la determinación de la estructuración psíquica de la personalidad de los sujetos.
Por ello el trabajo terapéutico resulta. en muchísimos casos, un eslabón imprescindible para atravesar estos momentos de desarrollo fundamentales en la evolución del ser humano. Ayudándolo, a través del juego, la palabra y diferentes actividades con su familia o personas de sus cuidados, a resolver los obstáculos que le impidan continuar con su evolución, crecimiento y vínculo con los otros y contexto al que pertenece.
Previniendo, de esta forma, futuras posibles patologías.